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Cardeñosa: «La afición bética de hoy es la del manque gane»

El próximo sábado 23 de Abril el Real Betis Balompié disputa contra el Valencia la final de la Copa del Rey. Ya tiene dos Copas, las de 1977 y la de 2005. Ahora el Club se sitúa ante una nueva oportunidad de hacer historia. En nuestra anterior entrevista charlamos con Juanito, uno de los protagonistas de la Copa de 2005. Hoy conversamos con uno de los protagonistas de la gesta de 1977, Julio Cardeñosa, un abanderado del Betis, comprometido además y miembro de la Junta Directiva de nuestra Asociación de Exjugadores.

Cardeñosa nació en Valladolid en 1949. De chaval jugaba muy bien al fútbol y trabajaba en una imprenta, con su hermano. Sus padres tuvieron entonces que tomar una decisión: permitir que Julio dejara de trabajar para dedicarse a los entrenamientos… o no. Evidentemente, la familia tomó la decisión correcta. Es, simplemente, la historia de tantos niños que desarrollan un talento especial al compás del irrefrenable impulso que tienen de practicar su pasión. Julio siempre quiso jugar al fútbol, pero como él dice, “no por triunfar ni ganar dinero o afán de protagonismo, sino porque era mi pasión. Siempre he pensado sólo en jugar y ayudar a mi equipo y mis compañeros”.

¿Cómo es tu vida en estos momentos?

Después de jubilarme, pues mucho más tranquila, más familiar. Me gusta pasear, leer, ver fútbol, y sobre todo estar con mi mujer, a quien le debo mucho tiempo, porque en mi vida he tenido compromisos que no me permitieron estar tanto tiempo con ella como hubiera querido.

¿Qué tipo de lectura te gusta?

Leo de todo, temáticas variadas, que me interesen básicamente. Ten en cuenta que en mis tiempos no había tele en las habitaciones de los hoteles, así que todos los fines de semana caía un libro.

Participas activamente en la Asociación de Exjugadores del Real Betis Balompié.

Estoy en la Junta Directiva. Nuestro presidente Joaquín Parra quiso que estuviéramos al menos uno de los protagonistas de cada Copa del Rey. Y aquí me tiene, echando una mano en lo que puedo.

Por cierto, ¿recuerdas tu participación en el proyecto Reminiscencias?

Cuando Demetrio me propuso participar le dije que por su puesto. Luego resultó muy gratificante, porque le das vida a personas mayores que están en residencias de mayores. Estimular sus capacidades cognitivas a través de imágenes del fútbol de su época resulta muy positivo para estas personas. Las veces que he asistido a sesiones de esta terapia ha sido muy enriquecedor. Son personas muy mayores, que agradecen que les dediques tiempo y cariño. Te hace reflexionar; la vida es como una carrera ciclista, en la que se van completando etapas. Es normal, son los pasos que tienes que dar en la vida.

¿Cómo recuerdas tus años de deportista?

En mi época salíamos de una postguerra, la vida tenía dificultades. Tu vida era estar en la calle, con los amigos, con la pelota… cuando la había, porque también la hacías con papeles y cuerda. Sin embargo, era una vida en la que, sin tener nada, eras feliz. A los 14 años ya entré en una escuela de fútbol, pero sólo pensaba en jugar y nada más. A los 17 años entré en el filial del Valladolid y entonces ya empecé mi etapa de semiprofesional y después profesional en el Valladolid. Así empezó mi pequeña historia.

¿En qué ha cambiado el fútbol desde entonces?

Esencialmente la preparación física y la táctica. Nosotros no teníamos preparador físico, ni gimnasio, ni campo específico de entrenamiento. Cuando llovía no podíamos pisar el campo. En consecuencia, cambiábamos de campos de fútbol en muchísimas ocasiones. Cuando teníamos que hacer fuerza, subíamos escaleras. Otras veces nos llevaban a Oromana (Alcalá de Guadaíra), donde nos hacían correr entre los pinos, incluso por las tierras sembradas, una hora, dos horas… La nutrición de ahora tampoco tiene nada que ver con la de antes. Siempre comías lo mismo: consomé, filete, bocadillo; la pasto era considerada algo malo, no se tomaba. Por no hablar de las interminables horas de viaje que pasábamos en autobús.

¿Qué consejos darías a los futbolistas que empiezan y tienen proyección?

Bueno, es que ahora lo tienen todo. Con 15 años, yo practicaba fútbol de Domingo a Domingo, y a veces el entrenamiento consistía simplemente en jugar en la calle, con mis amigos. Con 17 años, cuando empecé a entrenar como jugador profesional, me tenía que fijar en mis compañeros porque no sabía hacer los ejercicios. Ahora los chavales tienen muchos medios, hasta psicólogo.

¿Qué enseña el deporte en la vida?

A ser solidario, a ser compañero, a hacer amigos, a aprender. Personalmente me ha dado la lectura. A conocer el mundo, viajar, entender otras culturas. Si eres curioso, el deporte te da oportunidades para hacer y experimentar muchas otras cosas.

¿Cómo definirías a Cardeñosa, jugador de fútbol?

No me gusta hablar de mí como deportista. Desde los 8 a los 35 años, mi ilusión siempre ha sido jugar al fútbol, y hacerlo para mi equipo y mi afición, y al final sentirme satisfecho conmigo mismo. He vivido para el fútbol, sin lugar a dudas. A veces lo he hecho mejor y otras peor, pero nunca me ha preocupado en exceso el éxito o el fracaso, porque eso te desconcentra, te desvía del punto de atención, que es jugar siempre todo lo bien que puedas.

¿Qué diferencia a un deportista de élite de un crak, de un campeón?

Catalogaría al futbolista en 3 o 4 peldaños: el futbolista, el buen futbolista, el futbolista muy bueno, y luego está el súper clase, que de ese hay dos o tres por generación. Evidentemente, todos los que están en la Selección son muy buenos. Para mí súper clase son por ejemplo Messi y Cristiano Ronaldo, que es un futbolista que podemos catalogar como un auténtico profesional. En cualquier caso, son ganadores natos, sólo quieren ganar.

Quizá tu trayectoria sirva de inspiración a otros deportistas cuando dejen el deporte de élite. ¿A qué te dedicaste cuando colgaste las botas?

Cuando terminé de jugar seguí en el Betis como secretario técnico. Luego comencé a entrenar a los escalafones inferiores del Club; luego el Betis Deportivo y ese mismo año el primer equipo. Entonces salí del Club y busqué alternativas. Entrené al Córdoba, al San Roque de Lepe, al Écija, y luego dejé el fútbol y empecé a trabajar durante 15 años en una compañía de seguros hasta mi jubilación.

¿Te enseñó algo el deporte que pudiste aplicar en tu vida profesional, ya alejado de los campos de juego?

Jugar al fútbol y trabajar son actividades más afines de lo que parece. Como en el fútbol, en lo profesional tienes que trabajar y competir, porque la competencia está en el mercado. Tienes que ser honesto, responsable con los clientes. Tienes que ser serio, como se ha de ser en el deporte de competición. En el fútbol pasa lo mismo, te preparas toda la semana para competir el Domingo. En el trabajo, a principios de año te marcan objetivos y tienes que trabajar duro para conseguirlo. Trabajo y fútbol se mueven por resultados. Hay que aguantar mucha presión. En el trabajo, la de tu propia empresa que te pide resultados; en el fútbol, la de la afición. He tenido compañeros que en el campo de juego daban la mitad de la mitad de lo que eran capaces, porque no asimilaban bien el clamor de cuarenta mil personas en el estadio. No es fácil gestionar todo eso. La presión que la afición ejerce a un futbolista es tremenda.

¿Cómo es la afición del Betis?

Igual de fiel, pero ha cambiado. En nuestra época se daba por válido el “manque pierda”. A la juventud de ahora le vale el “manque gane”. Es una afición que quiere a su Club y a sus jugadores. Lo que no te perdona es el descenso a Segunda. Ya no.

¿Sobre el partido de este fin de semana?

Si el Betis juega como lo bien que viene haciendo, creo que tenemos muchas posibilidades. Los jugadores darán el 110%. Jugamos en casa. Aunque tampoco hay que pasarse de motivación y perder la cabeza, porque en un partido pueden pasar muchas cosas.

Parece que El real Betis va por muy buen camino.

Venimos de una travesía por el desierto. Ahora la economía se ha estabilizado, se han firmado buenos futbolistas y tenemos un grupo base importante; ahora tenemos que complementar ese núcleo con más jugadores importantes. Así tendremos 17 ó 18 jugadores muy buenos, de manera que el salto entre titulares y suplentes no sea tan pronunciado. En este sentido Pellegrini ha hecho un trabajo excelente. Finalmente, la Directiva actual ha dado una estabilidad que el Club necesitaba.

Internacional 8 veces, Campeón de la Copa del Rey en 1977. ¿Se quedó con las ganas de conseguir algún logro?

Hombre, siempre quieres más, eso está claro. Pero el Betis de aquella época no daba para más; sus recursos eran limitados. Es verdad que la Copa del 77 fue un espaldarazo importante. Pasamos de 15.000 a 25.000 socios, la afición se ilusionó mucho… En cuanto a la Selección Española, pues también costó mucho trabajo construir un equipo y una cultura mundialista.

¿Qué recuerdas de la Copa del 77?

Éramos pocos, 17 o 18 , pero teníamos un equipo consolidado. No jugábamos competiciones europeas, así que nos íbamos defendiendo. Teníamos un gran equipo. El Betis de esa época jugaba muy bien al fútbol. Todo el mundo daba como ganador al Bilbao, pero nosotros estábamos convencidos de que le podíamos ganar.

¿Cómo miras al futuro?

Mi proyecto de vida ahora es estar tranquilo y disfrutar de mi familia, ver crecer a los nietos, compartir momentos con mis hijos. La vida la tienes resuelta, así que vivir y disfrutar, estar con amigos…

¿Tus mejores compañeros?

Siempre me he llevado bien con mis compañeros. Todavía nos reunimos los del 77 cada mes para ir a comer. Es verdad que de 22 jugadores de un equipo, no puedes ser íntimos de todos. Tengo grandísimos amigos, como Juan García Soriano, que es como mi hermano; Antolín Ortega, Rafa Gordillo. Pero con todos mis compañeros me he llevado bien.