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Antonio Casado: «Siempre me he considerado un hombre de club»

«Caminante no hay camino, se hace camino al andar», dejó escrito Antonio Machado. Ciertamente, uno inicia un sendero que no sabe dónde le llevará. Sí se intenta ir «por derecho», con humildad y confianza, y ante un cruce se elige el camino que intuitivamente consideramos más apropiado. No obstante, algunos caminantes-deportistas sienten el magnetismo de un club adonde acaban llendo de forma natural. De esto Antonio Casado (Huelva, 1961) sabe mucho.

¿Lo primero que se te vino a la cabeza cuando ganamos la Copa?

Como trabajador del Club, viví la Copa el 2005; se celebró por todo lo alto. Pero lo que vivimos el 23 de Abril en Sevilla fue increíble. Se me ponen los pelos de punta cuando lo pienso. Es una cosa inolvidable. Cómo estaba el estadio de La Cartuja, la Plaza Nueva llena de aficionados, al día siguiente el Benito Villamarín lleno… fue impresionante. Me acordé de mucha gente, pero sobre todo pensé en que este triunfo es lo que hacía falta para que se materializara el crecimiento que está experimentando el Betis. Ha puesto al Club en su sitio.

Una afición tan sufridora se merecía el triunfo.

Totalmente. Hay varias aficiones similares a la nuestra, pero creo que la nuestra es especial. El hecho de que en el Villamarín haya en cada partido un mínimo de 45.000 personas es digno de elogio. Creo que no hay ninguna afición como la del Betis.

¿Cómo describirías al Real Betis de hoy en día?

Es un equipo en alza, el Club está evolucionando en todas las áreas, un cambio que no se veía desde hacía tiempo. Eso se ve en el día a día. Esta temporada hemos jugado tres competiciones y eso es un signo de lo bien que se están haciendo las cosas en el Betis.

En Wikipedia, la información que hay sobre ti está en inglés, ¿cómo se “come” eso?

Pues no lo sabía; es curioso. No sé por qué, la verdad.

Tú eres de esos futbolistas que se han formado y han hecho carrera en el mismo club. ¿Cómo recuerdas tus inicios? ¿Cómo llegaste al Betis?

No es exactamente así. Yo estudiaba y jugaba en el equipo de fútbol del colegio Madre de Dios, una institución muy deportiva, con muchos equipos en deportes diferentes. Luego llegué al Betis, si bien justo antes firmé con el Recreativo de Huelva. Fui a firmar solo, con dos amigos, sin que el colegio lo supiera. Cosa de chavales. Y justo los días siguientes el colegio recibe una oferta del Betis. Menuda bronca nos llevamos. Afortunadamente se anuló el fichaje del Recreativo y pude incorporarme a los juveniles del Betis. Tenía 15 años. Llegué en mi segundo año de Juvenil.

Estuviste 7 años en el Betis. Después sí fichaste ya por el Recreativo de Huelva…

Sí, firmé 3 años en el Recreativo. Terminé mi último año en el Betis y decidí firmar por otro Club. Es la decisión que tomé en ese momento. Tuve mala suerte con las lesiones, y el último fue el peor; me lesioné el ligamento de la rodilla y ese año no jugué casi nada. Al finalizar de la temporada, el Betis me ofreció un año más para darme la oportunidad de recuperarme. Pero me fui, no sé si fue la mejor decisión, pero es lo que hice en ese momento. En Huelva, los 2 primeros años me fue muy bien. Fue Manolo Cardo quien me quiso en el equipo, junto a otros dos jugadores, Álex y Ortega.

Y un año en Sant Andreu…

Sí, es un barrio de Barcelona. Ahora el equipo está en Tercera División. El mecenas de ese equipo en ese momento era Joan Gaspar, que quiso invertir en jugadores de cierto nivel.

7 temporadas en el Écija…

Creo que vivimos los mejores años de la historia del Écija. Estuve 7 años, efectivamente. Lo pasamos muy bien, en lo deportivo y en lo personal. Conseguimos un ascenso a Segunda A en 3 o 4 años, algo impensable para un equipo de Tercera. Aquí fue Paco Chaparro quien me quiso en el equipo. Él confió en mí cuando yo creía que ya mi carrera había terminado. Gracias a su confianza estuve 7 años más jugando al fútbol. Me decía que sí, que se podía. Medio confianza, algo que siempre le agradeceré.

Se te conoce por tu entrega y espíritu de lucha. ¿Quién fue para ti Antonio casado, el futbolista?

Como dices. Siempre me he considerado un hombre de Club. En Huelva jugaba con otro estilo, más libre. Tras los primeros años en el Betis, me fui retrasando en la posición, pero siempre peleando… eso sí, con humildad y mucho esfuerzo; así he sido siempre. A disposición del equipo. Y cuando me dieron la oportunidad, intenté aprovecharla al máximo.

He visto alguna foto tuya entrenando en los pinares de Oromana. ¿Cómo era el fútbol de tu época?

Ahora es totalmente diferente. Todo con balón, en superficies planas, en césped, nada de salir a correr a la playa, al monte. Antes íbamos todo el día monte para arriba, monte para abajo. Era lo que había. Las ciudades deportivas escaseaban. Estando en Primera, entrenábamos en el campo San Juan de Dios, en Alcalá de Guadaíra. Afortunadamente, hoy no tiene nada que ver con nuestra época.

¿Quiénes fueron para ti tus referentes?

Mi llegada al primer equipo coincidió casi con el final de las figuras del 77: Cardeñosa, Bizcocho, Esnaola, Biosca… Siempre recordaré la calidad humana de esos compañeros, con eso me quedo. Porque ahora, cuando llega un jugador nuevo, es uno más. Pero en mi época cuando llegabas al vestuario no hablábamos si no nos preguntaban algo. Por respeto, claro. Siempre llegábamos una hora antes que los demás. Pero no por ellos, sino por el respecto que les teníamos los debutantes. Sin embargo, ellos nos daban todo su apoyo, nos hacían estar tranquilos. Cuando debuté, recuerdo que siendo zurdo lo hice como lateral derecho, con Bizcocho. Fue en Almería, el partido se hacía largo. Todos mis compañeros me apoyaron. Bizcocho no paraba de darme ánimos. Eso para mí fue lo más importante de lo que recuerdo. El apoyo de los compañeros cuando te llega la hora de demostrar lo que vales.

¿Y tus mejores compañeros, aquellos con los que mejor compenetraste deportiva y personalmente?

En esa época era muy fácil. Joaquín Parra y yo debutamos el mismo año. Él lo hizo en la primera vuelta con el Almería y yo en la segunda, pero el mismo año. Con él es con quien tengo más confianza, hemos estado toda la vida juntos; es con quien personalmente he estado siempre más cerca. Deportivamente, en el campo me ayudaron siempre: Gordillo lo ponía todo fácil, igual con Cardeñosa, con Ortega… con esos compañeros era fácil jugar en equipo.

¿Cuáles son las principales cualidades que tiene que tener un buen o un gran jugador de fútbol?

La humildad siempre tiene que acompañarte. Por otro lado, la mentalidad es lo más importante; te puede llevar a los más alto o a los infiernos. También hay que confiar en uno mismo.

El fútbol es un deporte donde hay mucho contacto. ¿Crees que hay pocas lesiones para las que podría haber?

No creo que sea un deporte de mucho riesgo en cuanto a lesiones. Es un deporte en que tocas a tu rival, evidentemente, pero no lo veo peligroso en ese sentido.

¿Cómo se entrena uno para evitarlas? ¿Es eso posible?

Creo que sí. Se tiene en cuenta en los planes de entrenamiento. En el aspecto físico va todo encaminado a que se tenga el menor número posible de lesiones: reparto de minutos, tipo de entrenamiento, el tipo de musculatura de cada uno, su posición de juego. El entrenamiento es más personalizado y por supuesto se ha perfeccionado. La alternancia en los jugadores sin duda también influye y favorece que la plantilla esté más en forma, menos agotada. Ten en cuenta que ahora se juegan muchos partidos. No puedes jugar siempre con el mismo equipo, hay que rotar y dar minutos a todo el mundo y que no lleguen cargados a final de temporada.

¿En cuánto tiempo se recupera físicamente un futbolista profesional del esfuerzo de un partido?

Pienso que un profesional se recupera en unas 48 horas. Además, toman la recuperación como un entrenamiento más. La recuperación es tan importante como un entreno. Ahora esto se tiene más en cuenta que antes. El resultado del buen entrenamiento se hace visible tras el descanso.

Profesionalmente, ¿a qué te has dedicado desde que dejaste de jugar?

Cuando dejo el fútbol, jugando en el Dos Hermanas, el club, inmerso en un proceso de renovación corporativa, me propuso entrar en la directiva y hacer de delegado del Dos Hermanas Senior. Servir de enlace entre el cuerpo deportivo y el directivo. Acepté y empecé a moverme para aprender en esa nueva ocupación; consultaba a mis compañeros para que me asesoraran. Estuve dos años hasta que el Betis me contactó para incorporarme al Club. En 2001, Luis del Sol y de nuevo Paco Chaparro apostaron por mí. Estuve junto a Quijano e hice además de delegado del primer equipo. Fue un año duro, pero en el que aprendí y disfruté mucho. Nos clasificamos para la UEFA con Juan de Ramos.

Ahora me ocupo de gestionar toda la cantera, desde el Betis Deportivo hasta Prebenjamín. Y por supuesto los equipos femeninos. Gestiono las fichas federativas, los viajes… mucho trabajo.

¿Participas activamente en la Asociación de Exjugadores del Real Betis Balompié?

He entrado en la Junta Directiva para ayudar a nuestro presidente Joaquín Parra, que ha cogido el relevo de Demetrio Oliver, el anterior presidente. Conociendo a Parra no he dudado en colaborar con él aportando ideas que permitan a la Asociación  crecer y que siga ayudando a compañeros, asociaciones, ONG’s y demás.

¿Qué enseña el deporte y la competición en la vida?

Diría que compañerismo, la confianza en el otro, tu compañero. La competición es la vida misma. La presión que se soporte en la competición te ayuda en la vida a sobrellevar situaciones poco favorables o negativas. El ejemplo de esto es que hay jugadores de entrenamiento y jugadores de partido, que son los que mejor aguantan la presión; es más, se crecen con la presión. Gordillo es un ejemplo de ello.

Aún eres joven, ¿qué proyectos tienes?

No pienso en el futuro, vivo el día a día. Tengo 61 años, pero la misma ilusión de siempre. Intento disfrutar de mi trabajo, del deporte, sobre todo del pádel, que ahora mismo es lo que más me tira. También hago bici, salgo con mis compañeros de la Asociación, Pedro Píriz, Parra, Camacho… Hacer deporte con mis amigos me satisface mucho. No podría estar todo el día sentado, siempre tengo que estar haciendo algo.